Humanidades y Artes: Desafíos para evaluar su impacto
En el actual debate sobre el rol de las humanidades y las artes en la academia, surge una pregunta fundamental: ¿debemos competir con las ciencias duras o enfocarnos en el impacto propio de estas disciplinas?
Históricamente, las humanidades han buscado compararse a las ciencias biológicas, a las ciencias básicas y a las ingenierías, pero este acercamiento ignora sus propias fortalezas. Nuestra labor desde las universidades estatales no se limita a la publicación en revistas académicas de amplio alcance, ni se mide únicamente por las citas que reciben esas publicaciones.
El impacto de las humanidades y las artes se extiende más allá de la universidad. Influimos en la docencia de distintos niveles, la ciudadanía, las organizaciones sociales y culturales, influimos en el día a día, en el bienestar y la convivencia social. ¿Y qué tal si en lugar de competir con otras áreas del conocimiento, las humanidades y las artes se enfocan en la visibilización y el fortalecimiento?
Nuestras redes de colaboración académica pueden jugar un papel crucial en este proceso, facilitando el intercambio de ideas y la construcción de puentes entre diferentes agentes e instituciones. Por ello es fundamental fortalecer la colaboración con instituciones no académicas, como municipios, ministerios y organizaciones de la sociedad civil.
La Red en Artes y Humanidades, que reúne a las 18 universidades estatales del país, está trabajando en alianza con el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio y el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, para repensar cómo se está considerando a las humanidades y las artes desde las políticas públicas.
Esta colaboración tiene como objetivo proponer modificaciones a instrumentos de evaluación, considerando el impacto cuantitativo de las humanidades y las artes en diversas dimensiones junto a su impacto cualitativo. Además, ya existen avances en el establecimiento de relaciones desde los ámbitos de las artes y las humanidades con instituciones públicas de otras áreas como el Ministerio de Agricultura, de Trabajo y de Obras Públicas, desde donde también se están proyectando colaboraciones interdisciplinarias.
Debemos trabajar en el desarrollo de nuevas métricas que consideren este impacto cualitativo, por ejemplo en el impacto de las artes y las humanidades en la formación de estudiantes, el aporte a la gestión cultural y la incidencia en políticas públicas.
Esto implicaría evaluar efectos en la participación ciudadana, el diálogo intercultural y la apropiación social del conocimiento. También se nos presenta el desafío de desarrollar indicadores para demostrar cómo las investigaciones en artes y humanidades, así como las prácticas artísticas, pueden contribuir a la solución de problemas sociales contingentes.
Me surgen varias preguntas que comparto con el objetivo de abrir la reflexión: ¿qué otras métricas cualitativas se podrían utilizar para evaluar el impacto de las humanidades y las artes?, ¿cómo podemos involucrar a agentes no académicos en la evaluación del impacto de nuestras investigaciones y obras artísticas?, ¿qué nuevas políticas públicas podrían apoyar el desarrollo y la visibilización de las humanidades y las artes?
Al problematizar el concepto de impacto y establecer nuevas métricas de evaluación, podemos abrir un futuro promisorio para las humanidades y las artes, donde su aporte a la sociedad sea reconocido y valorado en toda su riqueza y complejidad, fortaleciendo el tejido social y cultural de nuestras comunidades.
Crédito de la foto: Biblioteca de la Universidad de La Frontera, por Valentina Vera.